sábado, 23 de enero de 2016

Catéter venoso (I)

Hola, buenos días!

Catéter venoso (I)

En la vida de una enfermera hay momentos únicos, momentos que suponen un punto de inflexión en nuestra carrera profesional. Que me dices de tu primer pijama. Blanco, almidonado, con el escudo de la escuela, que te quieres tapar como sea, para no parecer novato. Tu primera medida de Presión Arterial, que no oyes nada...Tu primera carga de medicación en un vial, que te salpicas tú y al que está al lado...Pero si hay algo que te marca es pinchar, ufff pinchar, ya sea subcutáneo, intramuscular y lo más, tu primera muestra sanguínea. Que subidón, salimos de la habitación del paciente con la batea y los tubos llenos de sangre, la sonrisa en la cara andando a una cuarta del suelo. Pero hasta que no dejas un catéter en la vena y pones un suero no te consideras del todo un profesional. Es un momento glorioso...
Bien, pero esta práctica que es una de las más utilizadas, tiene el contrapunto de las complicaciones que crean mucho malestar y efectos indeseables en nuestros pacientes. 
Hay preguntas que nos hacemos: ¿cuándo canalizar un catéter venoso periférico (CVP)?; ¿cuándo canalizar un catéter venoso central de acceso periférico (CCIP)?; ¿puedo extraer sangre de un CVP o CCIP?; ¿qué prácticas hace que mi catéter se infecte menos y me dure más?; ¿qué complicaciones son más frecuentes?; ¿cada cuánto curo el punto de punción?; ¿qué antiséptico es mejor?; ¿qué método es el mejor para fijar el catéter a la piel?; ¿qué apósito es mejor?; ¿si dejo de usar el catéter de forma continua, cómo lo sello para volverlo a reutilizar?; ¿qué tapones?...Podría seguir seis días.
Ya lo resolveremos. Hasta mañana.

“La única diferencia entre un buen y mal día es tu actitud.”
Dennis S. Brown, coach norteamericano.



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